Los tiburones martillo de la familia Sphyrnidae se encuentran entre los tiburones más singularmente adaptados, fácilmente identificables por sus grandes cabezas aplanadas en forma de martillo. La extraña forma de la cabeza maximiza su capacidad de caza, y su forma y tamaño sirven para mejorar la maniobrabilidad. La amplia superficie inferior proporciona un amplio espacio para los órganos sensoriales electromagnéticos llamados ampollas de Lorenzini, y sus ojos están muy abiertos y orientados hacia el exterior, lo que proporciona una visión estereoscópica.
Los tiburones martillo utilizan estos sentidos superpoderosos para localizar a sus presas favoritas, las rayas, que suelen estar enterradas en la arena durante el día. Por desgracia, las mismas cosas que los hacen únicos también los hacen extremadamente vulnerables a la pesca: sus cabezas se enganchan en las redes, y su fisiología de máximo rendimiento hace que se cansen y mueran rápidamente bajo estrés cuando son capturados con anzuelo y sedal.