La esencia de la diversidad y la igualdad en la investigación científica va mucho más allá del mero equilibrio numérico. Es la infusión de experiencias, perspectivas e ideas variadas lo que fomenta un entorno propicio para descubrimientos innovadores y soluciones sostenibles. A pesar de la reconocida importancia de los campos de la Ciencia, la Tecnología, la Ingeniería y las Matemáticas (STEM) para las economías nacionales, lograr la igualdad de género en STEM sigue siendo un reto para la mayoría de los países, independientemente de su etapa de desarrollo.
Nuestro equipo de mujeres es un ejemplo del poder transformador de la inclusión en la investigación. Sumérjase en las profundidades de la inspiración mientras descubrimos las historias que dieron forma a las carreras de nuestro extraordinario equipo científico en este Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia.
Qué te inspiró para dedicarte a la ciencia y la conservación?
Dra. Rachel Graham – Fundadora y Directora Ejecutiva
«Tengo curiosidad por todo, siempre la he tenido, siempre he querido saber cómo funcionan las cosas. A esta curiosidad ardiente se une mi amor por los animales incomprendidos y marginados desde que tengo uso de razón, los murciélagos, las pirañas, los tiburones, las serpientes que la gente suele despreciar pero que hemos llegado a descubrir que están cada vez más amenazados.
La unión de ambas me llevó a profundizar en la ciencia, tanto terrestre como marina, para responder a preguntas clave sobre especies y procesos. Lo más destacado de mi carrera ha sido descubrir los misterios del pez más grande, el tiburón ballena, y posteriormente construir las estructuras de administración en varios países y culturas para promover una mejor comprensión y conservación de los tiburones y otras grandes criaturas marinas».

Ivy Baremore – Coordinadora Técnica, Honduras
«Cuando le digo a la gente que soy bióloga marina, una respuesta muy común es: ‘¡Oh, eso es lo que yo quería ser cuando era niña!”. A la mayoría de la gente se le pasa, pero yo nunca quise hacer otra cosa. Bueno, para ser justos, yo quise ser «bióloga marino artista*» durante un tiempo, cuando tenía unos 5 años, pero esas esperanzas se desvanecieron rápidamente por mi extrema falta de talento artístico. Todavía no sé dibujar un pez. Curiosamente, las ciencias y las matemáticas nunca fueron mis mejores asignaturas en el colegio, y prefería los cursos de lengua y literatura, pero siempre quise estar en el agua. Aunque me enfrenté a retos con las matemáticas y la química durante mi época escolar, descubrí que los números pueden comunicar de verdad cuando se aplican a un tema que a uno le apasiona. Aunque una parte importante de mi trabajo actual implica pantallas de ordenador, el mar sigue siendo mi principal fuente de inspiración».
*¡Sí, la ilustración científica es un trabajo de verdad!

2) Está claro que mi fascinación por los tiburones comenzó a una edad muy temprana.
Daneira Brown – Responsable de Educación y Divulgación, Guna Yala, Panamá
“Desde mi infancia en una comunidad Guna, he tenido la fortuna de vivir inmersa en un entorno donde el mar es esencial en la vida cotidiana. Mis raíces indígenas me han permitido tener una relación cercana con el mar, forjando un vínculo estrecho con el océano basado en prácticas como la pesca, la navegación y la importancia de respetar y preservar nuestro entorno marino. He sido testigo de la belleza de los arrecifes de coral, la vitalidad de los manglares y la diversidad de especies marinas, pero también de los desafíos ecológicos que enfrentamos, como la contaminación y la degradación de los hábitats.
Estas experiencias han despertado en mí una conciencia temprana de la necesidad de abordar problemas ambientales y buscar soluciones sostenibles. La creencia en que podemos mejorar nuestras interacciones con los ecosistemas me motiva a explorar, contribuir y aprender constantemente.”

Kirah Forman-Castillo – Coordinadora Nacional, Belice
«Toda mi familia tiene amor y una conexión con el mar y, naturalmente, eso me lo transmitieron a mí. Mi madre me cuenta a menudo que estuve en el mar desde antes de cumplir un mes. Mi padre y mi abuelo eran pescadores, y teníamos una pequeña isla familiar alejada, dónde pasábamos las vacaciones, a veces durante semanas. Tuve la oportunidad de ver de cerca la vida marina, y supongo que me enamoré de ella al instante. Sorprendentemente, las ciencias no fueron mi primera opción al acabar el instituto. Sin embargo, de algún modo se me encendió la bombilla y supe que ése era el camino que quería seguir. Es curioso que todos mis hermanos y yo hayamos elegido carreras que nos llevaban hacia el mar.
Conseguí mi primer trabajo como bióloga en la Belize Audubon Society, donde me inicié en la gestión pesquera, y fue entonces cuando todo empezó a encajar. Llevo la pesca en la sangre, y contribuir al sector mediante la ciencia para apoyar la gestión es la forma en que hago mi aportación.»

2) Mi pequeño yo disfrutando de la brisa marina.
Clara Sabal – Responsable de investigación, Belice
«En la escuela secundaria, la decisión entre artes, ciencias, negocios o campos técnicos surge después de los dos primeros años. La decisión de elegir las ciencias fue bastante sencilla para mí porque parecían abrirme un mundo de posibilidades, y estaba segura de que no quería estar confinada en un escritorio el resto de mi vida.
La única clase dedicada que teníamos al aire libre era la de agricultura, que a menudo se desarrollaba bajo un calor sofocante mientras intentábamos cultivar, con muchos intentos que acababan en fracaso. Cuando llegó el momento de elegir un programa de licenciatura, me acordé de un memorable viaje familiar a los cayos, concretamente al atolón de Glover’s Reef, donde tuve mi primer encuentro con tiburones, aunque fueran pequeñas crías de tiburón. Fue una experiencia nueva y fascinante para mí. Los recuerdos de aquel viaje perduraron en mi mente y me recordaron que estar al aire libre bajo el sol podía ser menos una tarea y más una aventura, sobre todo con el océano cerca. Esta constatación me orientó hacia la conservación y marcó la dirección de mis proyectos actuales».

Esperamos inspirar a las nuevas generaciones de mujeres científicas compartiendo las historias de nuestro equipo. Creemos en la potenciación y el fomento de los talentos locales, ofreciéndoles una plataforma para que aporten sus ideas únicas al diálogo científico más amplio. Este enfoque colaborativo no sólo refuerza nuestra investigación, sino que también crea un impacto duradero en las comunidades con las que colaboramos.