«Peligroso, sediento de sangre, afilado depredador del mar…». Al leer esta descripción, ¿su mente evocó inmediatamente la imagen de un tiburón?
Es difícil comprender la prevalencia mundial de la galeofobia, el miedo a los tiburones, debido a las variaciones en las actitudes culturales y las metodologías de investigación de las distintas regiones. No obstante, los estudios realizados en diversas partes del mundo indican que la gente siente una gran aprensión hacia los tiburones. Además, el miedo a los tiburones va más allá de las meras estadísticas e influye en comportamientos como las preferencias de baño y las actividades recreativas en los océanos de todo el mundo. A pesar de estos temores generalizados, es importante reconocer que las perspectivas históricas y culturales sobre los tiburones varían mucho. En muchas culturas indígenas, los tiburones son venerados como criaturas sagradas, símbolo de fuerza, protección e incluso significado espiritual.
Hollywood sigue explotando la galeofobia generalizada entre el público, como se ve en éxitos de taquilla como «47 Meters Down» (1 y 2), «The Meg» (1 y 2) y «Sharknado», y saca provecho del miedo del público a estas majestuosas criaturas. Además, el retrato sensacionalista de los tiburones en las noticias y la televisión perpetúa la percepción de los tiburones como «peligrosas bestias oceánicas», pero la verdad real es que los tiburones tienen una realidad muy compleja y aún se enfrentan a una crisis extrema de relaciones públicas.
¿Cuándo empezó todo?
En el verano de 1916, se produjeron una serie de ataques de tiburones en la costa de Nueva Jersey, que dejaron cuatro muertos y un herido grave. Estos ataques, que acapararon la atención de los medios de comunicación, se conocieron como los «12 días de terror» e inspiraron la exitosa novela de Peter Benchley Tiburón (1974). En 1975, Steven Speilberg adaptó Tiburón en la superproducción internacional que conocemos hoy. Desde entonces, la percepción de los tiburones como depredadores amenazadores está profundamente arraigada en la psique de todos.
Curiosamente, antes de Tiburón, los tiburones se consideraban criaturas inofensivas y, debido a su escaso valor comercial en Occidente, la ciencia no les prestaba mucha atención y apenas se destinaban fondos a su investigación. Sin embargo, después de Tiburón, la percepción que la gente tenía de los tiburones cambió, y el antes inofensivo habitante de los océanos pasó a ser conocido como la poderosa bestia que se representa hoy en día. Aunque el miedo se convirtió en la principal narrativa en torno a los tiburones, vino acompañado de una pequeña consecuencia feliz: También inspiró un aumento de la investigación sobre tiburones.
Por suerte, a pesar de su desfavorable reputación, el mundo se ha vuelto más comprensivo con los tiburones. En 2017, el Pew Research Center encuestó a personas de 20 países de seis continentes sobre sus actitudes hacia los tiburones y la conservación marina. Este estudio descubrió que, aunque todavía existe un miedo generalizado a los tiburones en muchas partes del mundo, también hay un apoyo significativo a su protección y conservación. En todos los países encuestados, la mayoría de los encuestados expresaron su preocupación por el declive de las poblaciones de tiburones y apoyaron las medidas para protegerlos.
CC: Bryan Skerry
Más allá de las mandíbulas: el verdadero horror del impacto humano sobre los tiburones
La realidad es que los humanos somos mucho más peligrosos para los tiburones que ellos para nosotros. Los humanos tenemos una probabilidad entre 4,3 millones de morir a manos de un tiburón; es mucho más probable que nos caiga un rayo, que nos mate una picadura de abeja o que sucumbamos a un resbalón mortal. En cambio, se calcula que los humanos matamos entre 30 y 100 millones de tiburones al año, mientras que sólo hay una media de cinco muertes de tiburones al año en todo el mundo.
En 2021, un estudio realizado por el Grupo de Especialistas en Tiburones (GET) de la CSE de la UICN mostró que, de las 536 especies de tiburones evaluadas, el 35,9% están amenazadas. Los tiburones se enfrentan a amenazas derivadas de numerosas actividades antropogénicas, como la sobrepesca, la degradación y pérdida de hábitat, la contaminación, el cambio climático y el turismo.
Aunque muchas de las muertes de tiburones debidas a la pesca se producen como captura accidental, los tiburones también se pescan por su carne y aletas, aceite de hígado, cartílagos, piel y placas branquiales. Se calcula que cada año se capturan 1,5 millones de toneladas de tiburones y rayas.
Los hábitats de los tiburones, incluidos los manglares, las praderas marinas y los arrecifes de coral, han sufrido daños considerables debido a las actividades humanas directas e indirectas. La tala de manglares y praderas marinas con fines industriales, como la acuicultura, desempeña un papel sustancial en el declive de las poblaciones de tiburones. Estas zonas, que comprenden estuarios y bahías, sirven como criaderos cruciales para tiburones y rayas jóvenes, ofreciéndoles sustento y refugio vitales. La degradación de estos hábitats esenciales reduce notablemente las perspectivas de supervivencia de estos depredadores juveniles.
Los tiburones también son especialmente susceptibles a los contaminantes. Las especies carnívoras no sólo absorben contaminantes del medio que les rodea, sino también de sus presas, lo que provoca una rápida acumulación de toxinas en su organismo. Las especies planctívoras, como el tiburón ballena o el tiburón peregrino, no salen mucho mejor paradas, ya que ingieren regularmente microplásticos mientras se alimentan.
El cambio climático también amenaza a los tiburones, ya que modifica las pautas migratorias y la distribución de las poblaciones. La mayoría de los tiburones son de sangre fría, lo que significa que su paradero depende de la temperatura del agua. Debido al calentamiento de las aguas, los tiburones son capaces de migrar más hacia los polos y están siendo avistados en aguas y costas donde históricamente no se les había visto.
CC: Bryan Skerry
¿Cómo puedes ayudar?
Es imperativo que cambiemos el discurso predominante en torno a los tiburones. A pesar de sus importantes funciones ecológicas y sus diversas características, la persistente percepción negativa de estas criaturas supone un obstáculo importante para avanzar en los esfuerzos de conservación e investigación sobre los tiburones. Los tiburones, de formas y tamaños diversos, desempeñan funciones vitales en el mantenimiento del equilibrio de sus ecosistemas. Siguiendo programas educativos reputados y científicos bien informados, tenemos la oportunidad de fomentar narrativas informadas y disipar los estereotipos dañinos y alarmistas que rodean a los tiburones. Mediante este esfuerzo colectivo, podemos cultivar un aprecio más profundo por estos magníficos seres e impulsar el apoyo a su conservación. Los tiburones encarnan la belleza, la diversidad y la importancia ecológica, lo que subraya la urgente necesidad de nuestros esfuerzos concertados para garantizar su supervivencia en nuestros océano