Los tiburones fascinan notablemente a la gente. Ya sea que evocan miedo, amor o pura curiosidad, no suele ser muy difícil hacer que la gente se entusiasme con los tiburones, especialmente los niños. Esto ha sido claramente evidente durante nuestros eventos de educación y divulgación en Panamá este año. Desde principios de año hemos podido atraer al público con un stand educativo en dos grandes ferias, así como hablar con más de 800 estudiantes y profesores de escuelas primarias de la ciudad de Panamá. Además de enseñar a la gente la increíble diversidad de tiburones y rayas y despertar su curiosidad por la biología y la anatomía de los tiburones, también compartimos la realidad de la pesca insostenible y lo que está ocurriendo con muchos de los tiburones de Panamá. Y están devastados.
Para satisfacer la demanda de peces más apreciados, cuyas poblaciones han disminuido drásticamente en los últimos años, no es difícil encontrar ahora carne de tiburón vendida en las lonjas e incluso en los supermercados de todo el país. Etiquetada de forma ambigua como «cazón», «corvinata», «tollo» o simplemente «pescado» en lugar de «tiburón», la mayoría del público panameño no sabe que el pescado que está comiendo es en realidad carne de tiburón. Los tiburones martillo están siendo especialmente afectados, ya que se utilizan redes de enmalle para capturar grandes cantidades de juveniles en los criaderos costeros del Pacífico panameño. En el momento álgido de la temporada de reproducción, cuando los tiburones martillo migran a Panamá para dar a luz, un solo barco puede capturar cientos de tiburones recién nacidos en un día.
Pero lo que hemos aprendido de nuestras interacciones con los niños y el público en general en los últimos meses en Panamá es que, una vez que conocen los tiburones y su situación, la gente generalmente no quiere comerlos. Pocos saben que hay cientos de especies diferentes de tiburones y rayas que habitan en diversos hábitats marinos de todo el mundo. O que no todos los tiburones son «tiburones blancos» que quieren comer humanos. Menos aún saben que la carne de los tiburones y otros grandes depredadores marinos contiene altos niveles de metilmercurio tóxico, o que un tiburón martillo puede tardar entre 10 y 15 años en alcanzar la edad reproductiva. A través de estas interacciones esperamos no sólo cambiar la percepción que la gente tiene de los tiburones (e inspirar a la próxima generación de biólogos marinos, buceadores y amantes del océano), sino armarlos con conocimientos para que puedan tomar decisiones más informadas sobre lo que consumen que, en última instancia, harán cambios positivos a largo plazo para los tiburones.