¿Cómo la pérdida de manglares amenaza los ecosistemas costeros y los medios de vida de las comunidades?

La pérdida de manglares representa una amenaza creciente para los ecosistemas costeros y los medios de vida de millones de personas en todo el mundo. Estos ecosistemas marino-costeros, fundamentales para la conservación de la biodiversidad, la protección frente al cambio climático y la seguridad alimentaria, están desapareciendo a un ritmo alarmante debido a la expansión urbana, la deforestación, la contaminación y la presión de industrias no sostenibles. 

Raíces mangle blanco (Laguncularia racemosa). Archipiélago de Las Perlas, Panamá. CC: Rachel Graham/MarAlliance. 

La degradación de los manglares no solo debilita la capacidad natural de las costas para resistir tormentas y la erosión, sino que también compromete la economía local, especialmente en comunidades que dependen de la pesca y los servicios ecosistémicos que estos bosques proveen. Frente a este escenario, la protección y restauración de los manglares se vuelve esencial para promover un desarrollo sostenible, resiliente e inclusivo en las regiones costeras del planeta.

Ecosistemas al borde: una amenaza que crece con la marea

En la franja donde la tierra se funde con el mar, los manglares emergen como bosques costeros. Sus raíces, retorcidas y expuestas, sostienen mucho más que árboles: sostienen las costas, biodiversidad y comunidades enteras. Sin embargo, en las últimas décadas, este ecosistema crítico ha comenzado a desvanecerse bajo presiones crecientes.

En la región del Atlántico Noroccidental Tropical —que abarca desde México hasta Colombia— los manglares han perdido más del 5.4% de su cobertura desde 1996. Si esta tendencia persiste, se proyecta una reducción del 13.1% en los próximos 50 años. 

En algunas zonas costeras, la pérdida de bosque de manglar ha intensificado los procesos de erosión, provocando el retroceso de la línea costera. La deforestación, la extracción de materiales y los cambios en el uso del suelo han dejado estas áreas expuestas a marejadas más fuertes, afectando la pesca, el agua potable y las viviendas. Este tipo de situaciones evidencia la función crítica que desempeñan los manglares como barreras naturales frente a la dinámica costera.

Raíces de un mangle rojo (Rhizophora mangle) en una de nuestras gira de investigación en Belice 2025. CC MarAlliance

Más que árboles: sostén de vida y seguridad alimentaria

Los manglares no solo son hábitats de alta biodiversidad; también son pilares de seguridad alimentaria y economía local. Más de 800 mil millones de peces y crustáceos juveniles dependen de los manglares para completar sus ciclos de vida. Las pesquerías artesanales, base económica y alimentaria de muchas comunidades costeras, se debilitan cuando desaparecen estos hábitats clave.

Los manglares también actúan como barreras naturales contra inundaciones, reduciendo los impactos de tormentas hasta en un 70%. A pesar de estos beneficios, los manglares, siguen desapareciendo en silencio. Pocos titulares, escasa inversión, y una percepción errónea de que se trata de espacios “improductivos”.

Archipiélago de Las Perlas, Panamá. CC: Rachel Graham/MarAlliance. 

La economía azul: un modelo de desarrollo

El concepto de economía azul – un modelo de desarrollo que busca aprovechar los recursos del océano de forma sostenible – ha ganado protagonismo en foros internacionales a lo largo de los últimos años. Se estima que para 2030, este modelo de desarrollo generará billones de dólares en servicios como el turismo costero, la pesca, la energía marina y el transporte.

La buena noticia es que la economía azul también puede ser una aliada de los manglares, si se articula con políticas de conservación, restauración y gestión participativa. Invertir en manglares es, en efecto, invertir en resiliencia costera, en empleos sostenibles, en adaptación climática. Algunos países ya lo han entendido: incorporan la protección de manglares en sus Contribuciones Nacionales Determinadas (NDCs) y promueven soluciones basadas en la naturaleza como estrategia de adaptación.

Investigador asociado en el manglar de Placencia, Belice realizando estudios. CC MarAlliance

Carbono azul: la joya oculta de los manglares

Entre los múltiples servicios ecosistémicos que ofrecen los manglares, uno destaca por su especial relevancia global: el secuestro de carbono. Los suelos de manglar almacenan hasta 10 veces más carbono por hectárea que los bosques terrestres. Este carbono, conocido como carbono azul, puede permanecer almacenado durante siglos o milenios debido a las condiciones anaeróbicas del suelo.

Cuando un manglar es destruido, ese carbono se libera a la atmósfera, agravando el cambio climático. Por eso, conservarlos no solo protege la biodiversidad: también mitiga las emisiones de gases de efecto invernadero.

La Alianza Internacional de Carbono Azul (IPBC) trabaja para revertir esta situación mediante la promoción de políticas de conservación y restauración en más de 40 países. En este contexto, MarAlliance, para salvaguardar estos ecosistemas de valor incalculable, hemos puesto en marcha un proyecto innovador: Hábitat de manglares para el reclutamiento de peces juveniles: Desarrollo de conocimientos y capacidades locales. Esta iniciativa pretende dotar a las comunidades locales de los conocimientos y herramientas necesarias para proteger y restaurar los manglares de Belice. Financiado por el Blue Social Challenge Fund (BSCF) del Programa de Economías Azules Sostenibles del Gobierno del Reino Unido, este proyecto forma parte de un esfuerzo más amplio por mejorar la resistencia al cambio climático y la sostenibilidad económica de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID) mediante una mejor gestión de los océanos, la reducción de la pobreza/mejora de los medios de subsistencia y un mayor uso de soluciones basadas en la naturaleza.

También se está empleando metodologías de investigación de vanguardia, como el análisis de ADN ambiental. Esta avanzada técnica permite a los científicos detectar la presencia de especies de peces simplemente analizando muestras de agua, lo que ofrece una forma no invasiva de estudiar la biodiversidad en los hábitats de manglar. Los datos recogidos serán decisivos para reforzar las estrategias de gestión pesquera de Belice y para así configurar futuras políticas de conservación en otros países.

Un llamado desde las raíces

Los manglares no piden mucho: solo espacio para crecer, agua limpia y tiempo. A cambio, ofrecen protección costera, biodiversidad, seguridad alimentaria, empleo y mitigación climática.

La crisis que enfrentan es silenciosa, pero profundamente visible en cada costa erosionada, cada comunidad desplazada y cada pérdida de biodiversidad. Pero también lo es la respuesta: iniciativas de restauración lideradas por comunidades, políticas públicas emergentes y alianzas internacionales como el Global Mangrove Alliance reconocen el valor estratégico de estos ecosistemas.

Si queremos una economía verdaderamente sostenible, debemos comenzar con raíces firmes. Las raíces del manglar.

Compartir artículo:

Facebook
LinkedIn
WhatsApp
Email

Noticias relacionadas...

Celebra con nosotros este Mes de los Océanos de Panamá