El océano tiene una forma única de redefinir nuestra percepción de lo posible. Para Rick Miskiv, talentoso fotógrafo submarino y fundador de 22degrees, ese sentido de asombro no comenzó en las profundidades, sino en la orilla del Atlántico.
“Tenía seis o siete años, viajando con mis padres cerca de Atlantic City”, recuerda. “Había una vieja campana de buceo en Steel Pier. Presioné mi rostro contra el vidrio, buscando vida en el agua verde y turbia. Aunque no veía mucho, fue increíble sentir que entraba en otro mundo.”
Desde esos primeros momentos, la curiosidad se convirtió en vocación. La fotografía en tierra durante la secundaria evolucionó hacia la exploración submarina como instructor de buceo en Palau y, finalmente, a la documentación de vida marina para organizaciones de conservación marina.
Con los años, Miskiv ha perfeccionado la habilidad de capturar la belleza de los ecosistemas marinos, mientras cuenta las historias de las comunidades costeras y de las personas cuya vida está íntimamente ligada al océano. Su trabajo conecta la fotografía submarina, la conservación marina y la narrativa oceánica, ofreciendo al público una ventana a un mundo que pocos tienen la oportunidad de experimentar.

El Equipo y la Técnica en la Fotografía Submarina
La fotografía submarina puede parecer intimidante, pero Miskiv recomienda empezar de manera simple.
“Cualquier cámara con carcasa servirá al principio. Lo importante es divertirse y experimentar”, afirma. A medida que aumentan las habilidades, se vuelve esencial una cámara que dispare en RAW y estrobos para inmersiones profundas.
Sin embargo, la técnica por sí sola no garantiza el éxito: la proximidad al sujeto es clave. “Las mejores fotos ocurren cuando los animales te aceptan como parte de su mundo”, explica Miskiv. La paciencia, la respiración controlada y la lectura del comportamiento marino son más importantes que cualquier modelo de cámara.
Los errores más comunes se deben a la impaciencia: perseguir animales o acercarse demasiado rápido genera estrés para ellos y fotos borrosas. Miskiv aconseja posicionarse cuidadosamente y dejar que la vida marina se acerque. Y siempre revisar el equipo antes de la inmersión: “Nada es peor que llegar a profundidad y descubrir que la batería está agotada o la tarjeta de memoria llena.”

Respeto y Ética en la Fotografía Submarina
El respeto por los habitantes del océano es fundamental. “Todo empieza por preguntarte por qué estás ahí”, explica Miskiv. “Amor, cuidado y respeto por el océano son esenciales. Muévete despacio, respeta su espacio y sigue las señales de los animales. A veces, lo más respetuoso es no tomar la foto.”
Para él, la fotografía ética es inseparable de una narrativa efectiva. “Las mejores imágenes ocurren cuando los animales aceptan tu presencia. Perseguirlos o estresarlos para conseguir la foto es un error.”


Capturando la Luz y el Color Bajo el Agua
La fotografía submarina requiere comprender cómo interactúan la luz y el agua tanto como dominar la cámara. Colores y partículas se comportan de manera distinta bajo la superficie, dispersando incluso los destellos más intensos.
“En aguas poco profundas, intenta colocar el sol detrás de ti para aprovechar la luz natural, igual que en tierra. Esta simple posición puede mejorar tus fotos de manera sorprendente”, aconseja Miskiv.
Su recomendación: observar y adaptarse. “Tienes que leer la columna de agua en cada momento, posicionarse según la luz disponible y notar lo que hace único cada entorno.” Desde los rayos dorados de la hora mágica filtrándose entre corales hasta la refracción radial en aguas abiertas, la clave está en la paciencia y en estar presente.

Fotografía Submarina para la Conservación Marina
La fotografía alcanza su máxima fuerza cuando sirve a un propósito más allá del arte. El camino de Miskiv hacia la fotografía de conservación marina comenzó en un viaje de ciencia ciudadana en las Maldivas.
“En ese momento ni siquiera pensaba en dedicarme seriamente a la fotografía submarina. Pero durante el viaje observé a científicos realizando investigaciones fascinantes: recolectando datos sobre microplásticos, estudiando la salud de los corales y documentando la vida marina. Empecé a fotografiar su trabajo, tanto por encima como por debajo del agua, y me interesé en cómo podía usar mis habilidades para apoyar su labor.”
“Los científicos hablan en datos; la fotografía amplía su audiencia”, afirma Miskiv.
Anima a los fotógrafos en formación a combinar la técnica con el servicio: ofrecerse como voluntarios, desarrollar un portafolio, colaborar con investigadores y acercarse al océano con curiosidad y respeto. “Ganas experiencia, acceso y un entendimiento más profundo del océano, y te conviertes en un mejor fotógrafo y defensor del mar.”
El trabajo de Rick Miskiv es mucho más que un conjunto de imágenes impactantes; es un testimonio de paciencia, respeto y del poder de la curiosidad. Desde aquel niño que presionaba su rostro contra una campana de buceo hasta capturar tiburones martillo en su hábitat, su historia nos recuerda por qué el océano sigue inspirando, desafiando y transformando a quienes lo exploran.