Cada vez son más los estudios que revelan que los peces son mucho más viejos de lo que creíamos. Quizá se pregunte por qué es importante esto: una buena gestión de una pesquería requiere un buen conocimiento de la rapidez (o lentitud) con la que crecen los peces individuales de una especie, a qué edad empiezan a reproducirse y cuánto tiempo viven. Estos factores representan parte de la información biológica más básica necesaria para comprender el estado de una población y/o especie, ya que debemos asegurarnos de que un número suficiente de peces es capaz de reponerse antes de ser retirados del mar. Un estudio que pretende responder a estas preguntas se conoce como estudio de edad y crecimiento. Dado que se produce una gran variabilidad en el crecimiento entre las poblaciones y dentro de una misma especie, deben realizarse estudios de edad y crecimiento para cada población distinta de una especie que esté sujeta a la pesca.
Antes de llevar a cabo un estudio de edad y crecimiento, tenemos que averiguar cómo envejecer a los peces. ¿Cómo lo hacemos? Pues bien, a medida que los peces crecen, las variaciones estacionales de las temperaturas provocan diferencias en las tasas de crecimiento: los peces crecen más rápidamente cuando el agua está más caliente y el alimento es más abundante que durante los meses más fríos. Estas diferencias en el crecimiento estacional forman «bandas» anuales en las estructuras calcificadas del cuerpo de los peces, y los otolitos son uno de esos tipos de estructuras. Los otolitos son estructuras mineralizadas situadas en el oído interno de los peces, que permiten detectar con precisión la orientación del cuerpo con respecto a la gravedad. Al extraer cuidadosamente el par de otolitos de dos cápsulas situadas cerca de la parte superior de la cabeza de un pez, tenemos la clave de la historia vital de ese pez individual. Para ver las bandas anuales y, por tanto, la edad del pez, se pueden utilizar varios métodos, pero la mayoría consiste en cortar estas delicadas estructuras por la mitad en el centro y contar las bandas con un microscopio. La edad del pez se relaciona entonces con su peso, longitud, sexo y estado reproductivo en el momento de la captura. Una vez que hayamos recogido otolitos de cientos de peces, estos datos no sólo nos darán las tasas de crecimiento y las edades de madurez de la población, sino que pueden indicar factores importantes como la mortalidad natural y el riesgo general de sobreexplotación de la especie por la pesca. Determinar la edad de los peces es un proceso tedioso pero relativamente sencillo, y se ha comprobado que la tasa de crecimiento del cuerpo de un pez es generalmente proporcional a la temperatura de su entorno.
Una especie notablemente reconocible y sin embargo poco estudiada que encontramos con frecuencia durante nuestro trabajo de campo es la gran barracuda (Sphyraena barracuda). Esta carismática especie de pez depredador puede superar a menudo el metro de longitud, y de hecho puede llegar a crecer hasta 1,8 m. Popular como alimento y pez deportivo, la gran barracuda es a menudo objetivo de los pescadores en todos los trópicos, y sorprendentemente la pesquería no está actualmente gestionada en la mayor parte de su área de distribución. Igualmente sorprendente es la falta de estudios científicos sobre esta importante especie. Para remediar este flagrante déficit, hemos recogido mediciones y muestras de 290 grandes barracudas a lo largo de los arrecifes primarios del Arrecife Mesoamericano (México, Belice y Honduras), para crear el necesario estudio de edad y crecimiento de esta especie.
Nuestro estudio mejorará significativamente la comprensión de cómo envejece y crece la gran barracuda, y proporcionará información importante en el desarrollo de estrategias de gestión locales, nacionales y regionales para este pez comúnmente capturado. Ya estamos descubriendo que los peces que vemos son más viejos de lo que esperábamos, con barracudas de tamaño moderado que alcanzan fácilmente los 19 años de edad. Esto nos da que pensar a la hora de evaluar si las poblaciones de un pez que consideramos común pueden soportar el creciente esfuerzo pesquero registrado en todo el mundo.