«Allá… ¡Dios mío, es una tortuga caguama enorme… espera, hay dos tortugas caguamas!». grité a mis compañeros mientras nos aupábamos a nuestra barca, con el mar como un plato, después de buscar tortugas caguama durante más de dos horas. De hecho, estábamos ansiosos por encontrar cualquier otro tipo de tortuga para estudiar el comportamiento de las tortugas en el atolón Lighthouse Reef de Belice. Todos los presentes vieron cómo señalaba a 75 m de distancia, no una, sino dos caguamas en la superficie, enzarzadas en un feliz abrazo (bueno, quizá feliz para el macho que estaba encima, no tanto para la hembra, cuya cabeza seguía siendo empujada bajo el agua).
Iván Torres, pescador tradicional procedente de la comunidad pesquera de Sarteneja, en el norte de Belice, no dudó y agarró sus aletas, se puso su máscara redonda chapada en cristal y, con una enorme sonrisa y brillo en los ojos, se deslizó suavemente en el agua. Con el sigilo de un jaguar, nadó fuera de la vista de la tortuga y apareció detrás de la pareja amorosa, agarrando rápidamente la parte superior e inferior del caparazón de la caguama macho y dirigiéndolo hacia la superficie para impedir cualquier intento de nadar hacia abajo. La captura, que pudo realizar sin ayuda, fue increíble.
No nos dimos cuenta de lo especial que era lo sucedido hasta que vimos el tamaño del animal mientras acercábamos nuestra embarcación a Iván y a la tortuga, que por cierto no parecía muy contenta de haber sido capturada infraganti. Subimos con cuidado al corpulento caballero quelonio a la embarcación y nos preparamos para llevarlo de vuelta a Half Moon Caye para medirlo y marcarlo antes de liberarlo en el lugar donde fue capturado.
Estamos capturando y marcando específicamente tortugas caguama en el agua, sobre todo machos. Esto nos ayudará a comprender mejor las preferencias geográficas de esta especie altamente amenazada en relación con las zonas protegidas, las amenazas de la caza furtiva, el tráfico de embarcaciones, la contaminación y el desarrollo costero. Es especialmente importante esclarecer estas cuestiones en el caso de las tortugas macho, ya que, una vez nacidas y en el mar, no regresan a las playas. La mayor parte de la información que se tiene sobre la ecología territorial de las tortugas se centra en las hembras que anidan. Sin embargo, a medida que aumentan las temperaturas globales, las playas de anidamiento más cálidas están haciendo que los embriones de tortuga que anidan en los huevos se conviertan en hembras a un ritmo desproporcionado, lo que sesga enormemente la proporción de hembras y machos. Por tanto, nos preocupa que las tortugas macho pronto sean aún más escasas y estén más amenazadas que sus congéneres hembras, lo que limitaría la reproducción y la supervivencia futura de la especie.
Pero volvamos a nuestra tortuga. Para mantener tranquilo al gigantesco caballero quelonio, le cubrimos los ojos con una toalla húmeda, y todos nos turnamos para masajearle el cuello, muy ancho y musculoso: un truco práctico que aprendí de un compañero que trabaja con tortugas caguama (o boba) en el Golfo de México. Hicimos falta seis personas para trasladarlo de la embarcación a un lugar tranquilo y sombreado de la orilla arenosa del cayo. Su peso probablemente superaba las 325 libras. Para mantenerlo a salvo, creamos un corral de listones de madera a su alrededor para minimizar el movimiento y lo sometimos a un tratamiento completo de spa para tortugas, vertiéndole agua fría, cubriéndole los ojos continuamente y dándole masajes mientras medíamos la longitud curvada de su caparazón. Permaneció tranquilo mientras preparábamos lla parte superior del caparazón para colocarle una marca por satélite.
Era muy probable que fuera la primera vez que salía a tierra desde que abandonó el nido cuando era una cría y, basándonos en la longitud de su caparazón, calculamos que tenía más de 70 años. Cuando nació, Winston Churchill y Truman estaban en el poder, la guerra de Corea hacía estragos y Belice seguía siendo una colonia británica (Honduras Británica). Un poco de limado limpió las algas para dejar su hermoso caparazón seco y listo para el epoxi de dos componentes que sujetaría la marca que, con suerte, transmitiría su ubicación durante los próximos dos años cada vez que saliera a la superficie a respirar (más o menos cada 20-30 minutos).
Tras un periodo de curado, el epoxi que sujetaba la marca satelital se endureció y estuvimos listos para colocar una marca alfanumérica en cada aleta. Se colocan dos en el borde posterior de cada aleta por si se pierde una, y todos los números se añaden a una base de datos central de tortugas marcadas gestionada por el Grupo Nacional de Trabajo sobre Tortugas de Belice, que integra a una serie de organizaciones sin ánimo de lucro, entre ellas MarAlliance e instituciones gubernamentales. Si se vuelve a capturar una tortuga, se lee(n) la(s) marca(s), se vuelve a medir a la tortuga para comprobar su crecimiento y se evalúa la distancia recorrida desde el punto de marcado original.
Llevar a nuestra tortuga caguama grande de vuelta a su lugar original de captura para liberarla fue un asunto sencillo. Con la ayuda de 4-5 personas dentro de la embarcación, lo elevamos suavemente por encima de la borda, teniendo cuidado de no tocarle las grandes garras de las aletas que le ayudan a agarrarse a las tortugas hembra durante el apareamiento. Cuando se deslizó en el agua, se alejó nadando con su nuevo transmisor por satélite en la espalda para decirnos qué aguas prefiere durante los próximos dos años. Todos decidimos que lo más apropiado era llamarla Iván, lo que hizo que Iván se sintiera orgulloso, sabiendo que apoyaba a la ciencia de vanguardia y que ahora podía seguir a «su» tortuga durante los próximos meses.
Mientras trabajamos para crear una página de seguimiento en nuestro sitio web, manténgase atento a las redes sociales para ver adónde se desplaza Iván en los próximos meses. Podrá ver nuestros datos en tiempo real mientras averiguamos si las huellas de las tortugas macho capturadas difieren considerablemente de las de las hembras y si sus movimientos las ponen en peligro de amenazas adicionales de la caza furtiva, el tráfico de embarcaciones o el desarrollo.