Los Cayos Miskitos, en el extremo oriental de Honduras, conocidos como La Moskitia, representan una de las últimas zonas marinas salvajes del Caribe y, como hemos descubierto recientemente, un auténtico «salvaje oeste» del mar. En busca de respuestas sobre el estado de la megafauna marina en las zonas de más difícil acceso del Caribe, el equipo de MarAlliance realizó recientemente una expedición a estas islas remotas y escasamente habitadas.
Formados por 49 islotes de coral y bancos de arena que ocupan una superficie de 750 km2, los Cayos Miskitos se encuentran a 60 km de la costa y llevan el nombre de la población indígena de la región, los miskitos, que se dedican a la pesca de subsistencia.
Entrevistamos a Gaby Ochoa, coordinadora de MarAlliance en Honduras, sobre la importancia de la región y su fauna marina.
¿Por qué MarAlliance trabaja en los Cayos Miskitos?
Gaby: Desde 2016, nuestra investigadora asociada Ely Augustinus llevó a cabo una serie de estudios preliminares de mercado y de pesca de tiburones con los pescadores miskitos, que apuntaban a que la pesca de tiburones tenía lugar en esa zona. Nos interesó mucho recopilar datos en esta zona remota, principalmente porque no se habían realizado antes estudios de referencia de la megafauna marina, como los tiburones y las rayas. El seguimiento anterior realizado por otros no era muy inclusivo, lo que hacía que los pescadores no estuvieran interesados en participar en ninguna investigación. Nuestra experiencia en la participación de las comunidades de pescadores locales nos ha ayudado a ser más sostenibles. Hemos trabajado estrechamente con los pescadores indígenas miskitos para asegurarnos de que forman parte de este esfuerzo. Si se quiere tener un impacto, hay que trabajar junto a las comunidades, y por eso empezamos a vigilar la vida bajo la superficie con estos socios clave de nuestro lado.
¿Puedes hacer un dibujo de la situación actual de este arrecife para los tiburones y las rayas?
Gaby:
El arrecife está incluido en la legislación permanente de santuario de tiburones, que protege a los tiburones del Atlántico y del Pacífico del país y que entró en vigor en 2011. Lamentablemente, una enmienda a esta legislación en 2016, estipula que todo tiburón capturado incidentalmente durante la pesca puede ser utilizado para la venta. Esta enmienda se convirtió en una laguna jurídica, que se hace cada vez más visible en el período previo a las festividades religiosas del país, la Semana Santa. La carne de tiburón se sala primero y se seca después para venderla como sopa popular durante la cuaresma. Desde enero hasta Semana Santa, observamos que las pesquerías se dirigen directamente a los tiburones martillo, que están en peligro de extinción, y que los barcos regresan diariamente a los campos de pesca llenos de más de 100 tiburones cada uno. Por otra parte, las rayas no entran en esta normativa.
Durante la temporada de pesca, los pescadores de la región están todos en el mar. Tanto la pesca artesanal como la industrial están activas en la zona; es la pesca artesanal la que perjudica a las poblaciones de tiburones, tan importantes para el ecosistema marino.
¿En qué consiste nuestro trabajo en la zona?
Gaby: Recibimos el visto bueno del Consejo Consultivo de La Mosquitia, un organismo gubernamental local, para realizar el primer estudio de referencia independiente de la pesca en la zona. Formamos a los pescadores locales para que participaran en el estudio. Para ello, desplegamos 45 estaciones de vídeo submarino con cebo (BRUV). Llevará algún tiempo revisar todas estas imágenes, determinar todas las especies y precisar las cifras de nuestro primer estudio de referencia, pero espero que los resultados estén disponibles en julio de este año. Habiendo visto ya algunas de las imágenes, mi primera observación sería que ésta podría ser una zona de tiburones juveniles, y que podría tener más avistamientos de tiburones que otros lugares estudiados en el país hasta ahora. Sin embargo, un análisis adecuado nos dará una mejor idea.
¿Cuáles son los retos de la conservación marina en los Cayos Miskitos?
Gaby: Para que la conservación tenga éxito en la zona, es necesario seguir más de cerca la legislación del santuario de tiburones y hacerla cumplir mejor. Es necesario investigar más sobre qué especies y cuántas de ellas capturan realmente los pescadores. Por último, la estrecha colaboración con las comunidades de pescadores locales, el gobierno y las asociaciones de base, como la Miskitu Asla Takanka, es crucial para lograr el éxito.
¿Cuál es su deseo para el futuro?
Gaby: Las actividades de seguimiento nos hicieron ver que hay mucho más trabajo e investigación por hacer. Lo que descubrimos es sólo la punta del iceberg. Además, nos comprometimos con la comunidad a trabajar juntos para comprender mejor el estado de la pesca de tiburones y la salud marina. Nos encantaría mantener estos compromisos continuando nuestro trabajo en la zona.
Este proyecto está financiado por el Zoo de Houston y Fly Fish Guanaja.