En una pequeña isla del Caribe panameño, al norte del golfo de Guna Yala, las tortugas carey (Eretmochelys imbricata), una especie al borde de la extinción, llegan cada año a desovar. Masargandup ha sido, durante generaciones, un sitio clave para su reproducción. Aunque rodeada por un ecosistema arrecifal relativamente saludable, la isla enfrenta ahora crecientes amenazas: la erosión costera avanza, los nidos son saqueados y el cambio climático modifica el entorno que estas tortugas necesitan para sobrevivir.
Desde 2021, en Masargandup se lleva a cabo un proyecto de monitoreo dedicado a proteger a la tortuga carey. Con cerca de 34 hectáreas y dos kilómetros de costa, esta isla se ha consolidado como un punto estratégico para la conservación de la especie en la región. Clasificada como especie en peligro crítico de extinción por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la tortuga carey requiere esfuerzos urgentes, que hacen de este proyecto un trabajo de alta prioridad para la conservación marina.
El proyecto tiene un doble propósito: conservar una especie críticamente amenazada y, al mismo tiempo, empoderar a las comunidades locales que habitan la Comarca Guna Yala, una región autónoma situada en la costa caribeña de Panamá. Este territorio, compuesto por más de 365 islas, alberga una rica tradición cultural y espiritual profundamente vinculada al mar.
Para el pueblo Guna, el océano no es sólo fuente de alimento y sustento, sino también un espacio sagrado, habitado por espíritus ancestrales. En este contexto, el proyecto representa una acción clave de conservación, en donde colaboramos con monitores Guna, quienes integran sus saberes tradicionales y su cosmovisión en un modelo de gestión intercultural del territorio.
A través de la ciencia participativa y la educación ambiental, se busca fortalecer las capacidades comunitarias para proteger tanto a la tortuga carey como al entorno marino del que depende, promoviendo una conservación que nace desde el territorio y se nutre del conocimiento ancestral.
El monitoreo de anidaciones y la protección de nidos se han convertido en una acción crucial de conservación, ejecutada por monitores locales Guna capacitados en métodos científicos y guiados por una cosmovisión ancestral que otorga a las tortugas un significado espiritual.

La Cosmovisión Guna y su relación con las tortugas marinas
“Porque si un día las tortugas dejan de venir, algo en nosotros también se pierde.” – Daneira Brown, Oficial de Investigación MarAlliance
Para el pueblo Guna, la relación con la naturaleza trasciende lo físico para convertirse en una conexión espiritual profunda. Las tortugas marinas, especialmente la tortuga carey, son consideradas seres sagrados que simbolizan la continuidad de la vida y el vínculo eterno entre generaciones. Según su cosmovisión ancestral, las personas pueden reencarnar en tortugas marinas, un ciclo que une el destino humano con el de estos animales y refuerza el respeto y cuidado hacia ellos.
Esta creencia ancestral se refleja en el cuidado que la comunidad brinda a las playas de anidación y al ecosistema marino. Proteger a las tortugas es proteger la memoria colectiva, las tradiciones y el equilibrio natural que sustenta su cultura. Para los Guna, la tierra, el mar, las plantas y los animales están interconectados en un sistema de respeto mutuo que guía cada acción de conservación.
La participación comunitaria en el monitoreo no solo aporta datos científicos valiosos, sino que también tiene un profundo significado cultural. La participación local trabaja con un sentido de responsabilidad hacia sus ancestros y las futuras generaciones, conscientes de que la salud de las tortugas refleja el bienestar de todo el ecosistema y de la identidad Guna. Cada nido, cada huevo, y cada cría que llega al mar son vistos como una manifestación de ese ciclo vital. Así, el monitoreo no es solo una acción científica: es también un acto de honra y continuidad cultural.

Resultados del monitoreo científico
Entre 2021 y 2024, gracias al liderazgo de Daneira Brown – bióloga marina, oficial de investigación originaria de Guna Yala y defensora de la conservación marina con enfoque intercultural – nuestro proyecto ha logrado registrar un total de 160 anidaciones de tortuga carey. Aunque el monitoreo comenzó con fuerza en 2021, con 50 nidos registrados, la actividad reproductiva no ha sido constante. En 2022, los registros descendieron a 35, seguidos por una recuperación parcial en 2023, con 45 nidos. Sin embargo, en 2024 se observó una nueva disminución, con apenas 30 nidos documentados.

En 2023 algo inesperado ocurrió: se registró un nido fuera de temporada. Fue el primero. Un hecho aislado, sí, pero que podría estar señalando una posible alteración en los patrones reproductivos de la especie.
Este comportamiento irregular no tiene una explicación única. La presión humana, los depredadores naturales, el estado del clima y hasta los propios ritmos biológicos de las tortugas podrían estar influyendo. A simple vista, los números pueden parecer solo eso: cifras. Pero detrás de cada nido hay una historia que habla de persistencia, adaptación y, también, vulnerabilidad.
Destino Final de los Nidos
La mayoría de los nidos se mantuvo en su lugar, aunque algunos tuvieron que ser trasladados debido a inundaciones, erosión o actividad humana. A pesar de las medidas de protección, el saqueo sigue siendo un problema importante, afectando al 8 % de los nidos. También hubo impactos por depredadores y cambios ambientales, como inundaciones.
Estos resultados evidencian la necesidad de reforzar la vigilancia para prevenir el saqueo y mejorar las estrategias para enfrentar las amenazas naturales que afectan la supervivencia de las tortugas.
Importancia del proyecto y el futuro de la conservación
Este proyecto demuestra que, aunque la cantidad de nidos no es particularmente alta, Masargandup es un área óptima para la reproducción de la tortuga carey en el Caribe panameño. En las aguas de Guna Yala habitan cuatro de las siete especies de tortugas marinas reconocidas a nivel mundial, muchas de ellas clasificadas como especies en peligro crítico o amenazadas.
El monitoreo constante proporciona una base sólida para estrategias de conservación efectivas, apoyadas en la combinación de ciencia rigurosa y saber ancestral. La participación activa de la comunidad Guna es esencial para garantizar la sostenibilidad del proyecto y la protección a largo plazo de estas especies emblemáticas.
Educación Ambiental
La educación ambiental ha sido una piedra angular del proyecto, dirigida a formar conciencia sobre la conservación marina, especialmente entre jóvenes y miembros de la comunidad. A través de talleres que hemos realizado en Masargandup y escuelas cercanas, se abordaron temas como ecología de tortugas, amenazas ambientales y prácticas de bajo impacto.

Estas actividades fomentaron valores de respeto y conexión emocional con la naturaleza, empoderando a los participantes a actuar como defensores activos del entorno. A pesar de los retos logísticos y climáticos, la participación comunitaria ha sido sólida, lo que demuestra que el conocimiento local combinado con educación formal puede transformar actitudes y generar un cambio duradero.