En la costa norte de Honduras, nuestro nuevo estudio sobre tiburones y rayas pretende generar herramientas clave para la administración y gestión de áreas marinas protegidas, pero para que estas herramientas sean realmente eficaces, también necesitamos que lleguen a las manos de quienes mejor conocen el océano. Alex Juárez, un pescador artesanal cuyo viaje rutinario a alta mar dio un giro inesperado.
Un encuentro inesperado en el mar
Este proyecto empezó con fuerza gracias a un encuentro inesperado pero significativo en el mar. Alex Juárez, pescador artesanal de 55 años de Puerto Cortés, estaba pescando cuando ocurrió algo inusual. Capturó un tiburón que llevaba una de nuestras marcas de identificación.
Mientras pescaba cerca de Punta Sal, Alex sacó un tiburón diferente a todos los que había visto antes, no por su tamaño o especie, sino por la pequeña etiqueta de colores brillantes que llevaba. En lugar de descartarlo, se puso en contacto con nosotros a través de Facebook, iniciando una conversación que le llevaría por un camino que nunca esperó.
Su mensaje fue más que un dato: tendió un puente. A través de Alex, nuestro equipo se puso en contacto con la Asociación de Pescadores de El Paso, una comunidad de pescadores comprometidos con la salud de su entorno marino. Su entusiasmo dio lugar a un taller de una semana en el que nuestro equipo formó a 17 pescadores en técnicas de monitoreo de tiburones y rayas, incluido el uso de palangres científicos y sistemas de vídeo submarino a distancia con cebo (BRUV).

No se trataba de participantes pasivos, sino de personas comprometidas, curiosas y profundamente motivadas. En cada pregunta y en cada nota, estaba claro que no se trataba sólo de recopilar datos. Se trataba de reclamar un papel en la protección del océano del que han dependido durante generaciones como pescadores.

Entrevista con Alex Juárez
Cuéntenos el momento en que se encontró con un tiburón que llevaba una de nuestras marcas.
Estábamos pescando en Punta Sal, cerca de la costa. Estábamos a unas dos millas cuando capturamos el tiburón. No podíamos soltarlo porque el anzuelo estaba demasiado profundo, así que tuvimos que sacrificarlo. En cuanto a la etiqueta que llevaba, vi el número de teléfono y el correo electrónico, envié un mensaje y me puse en contacto con Ana Lucía.
¿Qué motiva su interés por aprender más sobre técnicas de monitoreo como los palangres científicos y las BRUV
Nunca he tenido la oportunidad de marcar una especie ni de aprender los procedimientos necesarios, así que por eso estoy aquí, para formarme y ver cómo puedo contribuir a la causa.
¿Cómo imagina su papel en la conservación después de la formación?
Me imagino convirtiéndome en una fuerza impulsora en Puerto Cortés, ayudando a formar a otros para que también puedan unirse al esfuerzo de conservar nuestra fauna marina.

¡Tú puedes ser parte del cambio!
La historia de Alex demuestra que la conservación no tiene por qué empezar con un programa formal o una formación científica: puede empezar con una simple acción. Un mensaje. Una pregunta. Una decisión de involucrarse.
Pescadores, buceadores y operadores turísticos están en primera línea del océano todos los días. Ven lo que ocurre en tiempo real y ese conocimiento es fundamental. Sus observaciones, combinadas con la ciencia, pueden ayudar a proteger especies vulnerables como los tiburones y las rayas. Ya sea informando sobre un animal marcado, participando en un curso de formación o compartiendo lo que ve en el mar, su participación es importante.
Si detecta una marca, encuentra un comportamiento inusual o tiene información que compartir, póngase en contacto con nosotros. Un mensaje rápido en las redes sociales por medio de Facebook e Instagram puede tener un impacto real.
No hace falta ser científico para apoyar la conservación, basta con preocuparse y dar el primer paso.